martes, 22 de junio de 2010

EL ANGEL DEL AMOR

Dicen que llevas una venda... Otros hablan de tu total ceguera, y yo... ni siquiera podría comentarte nada de nuestro encuentro. Sí, sé de aquella tarde que cubriste de ardor mi indiferencia, que una alegría fiera saltó del corazón a la garganta, de la garganta a los inquietos labios que se tornaron nidos de luciérnagas.

Jamás imaginé que te encontrara una tarde de lluvia equivocada, una tarde vulgar, en un café vulgar, entre gente vulgar... pero allí estabas.

Sí, te repito que no puedo decirte más de aquel encuentro. Han pasado los años y sigues acendrado en mí, en mis palabras y en mi piel. Que tomas diferente forma: taza, mesa, cama, casa, libros, hijos... Y ya ves, fue un encuentro casual en una tarde equivocada y gris, en un café vulgar...

¡Ay, ángel mío...ciego mío!

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