Ella soñó hace mucho tiempo este mismo sueño musical. Ahora lo traigo a la memoria. El camino estaba bordeado de estrellas, los lirios pesaban en plena noche y ella me sugería la silueta de un ciprés estremecido. Del túnel vimos salir a la luna seguida de otras máquinas brillantes. Su cuerpo plateado recordaba a las diosas de la pantalla de la dulce tibieza de aquel verano. El sigilo de las ruedas se mezclaba con el parpadeo nocturno de los grillos, el viento enmascarado y el ruiseñor dramatizado en la maleza.
Conozco muy bien este sueño: las pausas forman parte de la canción y un leve temblor recorre nuestros caminos. Aún podemos escuchar allá, a lo lejos, la celebración del canto y risas, danzas…
diablos!! como me cuesta pronunciar el nombre de este pajarito, muy bonito!!
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