Tu majestad envuelve el cielo sin celaje y en tu recio sosiego la tierra se complace. Mis ojos educados en tu sediento mástil ascienden y divisan la soledad más ágil, mientras sueña el silencio sin astros y sin aves como el solo decoro de tu verde ramaje.
Pino esbelto y tranquilo, tu soledad te guarde, y consagre la mía desunida y errante, segada de su tierra, extraña de su aire, cuando aún es oro virgenla cumbre de la tarde y tú clamas e invocas el tiempo de mi carne y otro vuelo sin tiempo que se sueña y se hace.
TE QUEDO MUY LINDO ...
ResponderEliminarBUENO BYE...
jajaja sta bn pero lee el de continuidad
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