Llora en silencio mi alma solitaria, excepto cuando esté mi corazón unido al tuyo en celestial alianzade mutuo suspirar y mutuo amor.
Es la llama de mi alma cual aurora, brillando en el recinto sepulcral: casi extinta, invisible, pero eterna... ni la muerte la puede mancillar.
¡Acuérdate de mí!... Cerca a mi tumbano pases, no, sin regalarme tu plegaria;para mi alma no habrá mayor torturaque el saber que has olvidado mi dolor.
Oye mi última voz. No es un delitorogar por los que fueron. Yo jamáste pedí nada: al expirar te exijoque sobre mi tumba derrames tus lágrimas.
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