lunes, 8 de marzo de 2010

HADA


Con sus rubias cabelleras luminosas, en la sombra se aproximan.

Son las Hadas. A su paso los abetos de la selva, como ofrenda tienden las crujientes ramas. Con sus rubias cabelleras luminosas se acercan las Hadas.

Bajo un árbol, en la orilla del pantano, yace el cuerpo de la virgen. Su faz blanca, su faz blanca, como un lirio de la selva; dormida en sus labios la postrer plegaria. Con sus rubias cabelleras luminosas se acercan las Hadas.

A lo lejos por los claros de los bosques, pasa huyendo tenebrosa cabalgata, y hay ardientes resoplidos de jaurías y sonidos broncos de trompas de caza. Con sus rubias cabelleras luminosas se acercan las Hadas.

Bajo el árbol en la orilla del pantano, sobre el cuerpo de la virgen inclinadas, posan, suaves como flores que se besan, sus labios purpúreos en la frente blanca. Y en los ojos apagados de la muerta brilla la mirada.

Con sus rubias cabelleras luminosas se alejan las Hadas. A su paso, los abetos de la selva, como ofrenda tienden las crujientes ramas. Con su rubia cabellera luminosa va la virgen blanca.

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