Cuánto misterio la rodea, nadie sabe las tinieblas que respira si aún intenta algún milagro entre las sombras si una esperanza todavía la desborda aunque se enturbien sus sueños día a día.
En el silencio de la noche apaciguada, entre cristales de estrellas, llora el rocío…
Tal vez allí, como un ave extraviada, su sigiloso grito esté pidiendo auxilio, desde ese oscuro cielo de nubes heladas donde quedó cautiva…
Y aún subyace, quizás, aún ansía, en un impenetrable laberinto… sin salida.
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