martes, 2 de marzo de 2010

CISNE NEGRO


El silencio se acerca, como viento podrido,al mínimo remanso de mi herida abierta. Te encuentro entre las voces de una incertidumbre cansada de girar sobre el eje roto de mi cuerpo.


Hermética, distante, líquida,te escurres en la turbulencia de un momento grave,de movimientos pendulares que me arrancan una multitud de transparentes odios. Cultivaste muy dentro de tu alma, un pequeño jardín hecho con naturaleza muerta y rosas negras, solo lo alimentaste con lágrimas y sangre, nutriendo los deseos de tu vida mutilada.


Eres la sombra que la muerte esgrime tras de mí;un oasis de tinieblas sobre el mar de lágrimas;nube anclada, mujer triste, charco de sangre, niña olvidada, campana transgredida, eco de notas estrelladas en la piel del ocio.


Mi rostro te espera como el viejo que aguarda el beso fúnebre de su agonía. Rueda tu nombre en la penumbra; rueda y rueda abismo abajo, a través de la garganta aguosidad ciertos niños que jamás nacieron, que jamás miraron más allá de un palpitante coagulo.


Niños de cal, de pútrida sustancia convertida en leche. Niños crucifica dos, abortados por la abyecta tempestad del vino, por tu muda entraña congelada. El tránsito del miedo me dijo su secreto:no hay lugar, no hay tiempo,no hay más que el silencio y su marcha cadenciosa...
Escuché tu voz... me llamaste... y volé a tu lado... como el cisne que me trajo una mandrágora: tal y como te presentaste en mi vida...


Te vi congelada, atrapada, inerte; tus manos besé con lágrimas de hielo. Lívido, tu belleza me hipnotizó, como del crepúsculo al amanecer. Tu sueño envenenó mi ansia, viendo tu piel tan pálida. ni un aliento de vida eterna, susurraste de tus labios azules.


He llorado toda la noche, he creído, he rezado, me he persignado, he sido una sombra roja sentada al pie de un piano que desde ahora es mudo, por que tus oídos se han vuelto sordos para el.


Tu ausencia ha tenido consecuencias: hierven los mares, todo lo viviente es consumido por el fuego. No hay sol, sólo nubes cargadas de veneno. Se ha hecho realidad aquello que nos describieron como el infierno.


Mi beso te envenenó de mi maldición, tus labios congelarán mi fantasma.
Somos uno con la noche, aunque no vivas.En la gélida nevada del tiempo sin fin, Bailaremos el

Vals de la Sombras.


Ha dejado tu partida dolor hiriente invadiendo mi cuerpo,Cruel vacío provocado el mirar tu perpetua partida infinita sin importarte mi eterno dolor,Te has marchado para siempre
Mis marchitas alas duelen por ti Es igual a un otoño sin muerte seca;Luciérnagas espirituales alumbran tu inercia Luciendo tu vestido de negra princesa oscura.


Quisiera ser aquel ángel nocturno que mató tu vida,aquel que no te deja soñar... que no te deja respirar, que no te deja despertar...Inmóvil, yaces en tu fría tumba, vigilada por los engendros de la noche...


Dime de qué color es el territorio que uno cruza antes de morir...Sólo es tierra desierta, arena removida eternamente sedienta¿O acaso crecen flores allí? Estoy al borde de un abismo de profunda soledad y creo que la luna nunca se había visto tan triste,Pues desde lo alto ha contemplado mi dolor...Me encuentro al borde de este precipicio,y siento tan oscura y tan vacía esta soledad que quiero irme contigo...


Deseo darte vida interminable, ¡Despierta de tu sueño mi bella! O tus ojos cubiertos por las sombras¡Nunca contemplarán a tu caballero nocturno! Estás muerta, lo sé, y jamás despertarás,Aunque te invoque eternamente,Jamás volverás a mi lado.


Espíritus, fantasmas, monstruos y engendros vinieron por ti, y te arrancaron de mi.En un carruaje fúnebre, las sombras espectrales me llevan al mundo gris al cual me condenaron,Al mismo de donde salí me llevan, me voy, y no me atrevo a decirte adiós... Y la piel de tu cadáver me tembló en las manos;y tus labios se asfixiaron en un frío lloriqueo incesante;y la luz de tus cabellos se apagó al tocar el agua...


Ya no me queda nada,ni siquiera el miedo;tan sólo un coro helado que galopa en el recuerdo de tu cara de niña envuelta en lágrimas,de tu beso de mujer hecho ceniza,de tu pálida figura contra el sol,como un canto estrellado:negro cisne degollado de mis obscuras ilusiones.

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